Stephen Few | El periodismo consiste en facilitar la vida de los lectores, no en entretenerlos (por @albertocairo)

Entrevista realizada por @albertocairo en su blog Periodismo con Futuro (El País, 29/08/2011)

Antes de la explosión informativa propiciada por blogs y redes sociales, las opciones para estudiar los principios de la visualización y la infografía se limitaban a las obras de un puñado de pioneros de procedencias diversas: estaban los estadísticos John W. Tukey y William S. Cleveland, los cartógrafos Jacques Bertin y Alan Mac Eachren y los científicos sociales Howard Wainer y Edward T. Tufte.

También estaba Stephen Few.

Los libros de Few, principalmente Show Me the Numbers y Now You See It, funcionan como puentes entre los escritos (a veces excesivamente abstractos) de los teóricos del primer párrafo y la experiencia diaria del profesional. Si Edward Tufte, su principal influencia, se rinde a menudo a un estilo mesiánico y sentencioso, Few, sin perder precisión en el manejo de conceptos, es práctico y directo, una probable herencia de su pasado como consultor en inteligencia empresarial.

Alberto Cairo: En marzo de 2011, usted fue jurado de los premios internacionales de infografía Malofiej, que distinguen cada año lo mejor de la visualización en periódicos y revistas. Durante una conversación, me dijo que nunca había estado expuesto de forma tan intensa a este tipo de gráficos, ya que su especialidad es el análisis cuantitativo de empresas. ¿Qué es lo que le llamó la atención del trabajo de los muchos periodistas visuales que se presentan a este certamen?

Stephen Few: A pesar de que tuve la suerte de evaluar muchos buenos proyectos, también percibí que los errores más comunes en gráficos periodísticos son muy parecidos a los que se cometen en el mundo empresarial. Los diseñadores de infografías tienden a imitar lo que ven en otras publicaciones y no reflexionan sobre si se trata de soluciones adecuadas para los datos que manejan. Vi muchos gráficos que imitaban sinsentidos como este, de la revista Good:

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AC: Los periodistas visuales se dejan llevar por las modas.

SF: Ese es un problema serio, desde luego. Hoy en día existen diseñadores que piensan: «de acuerdo, tengo veinte valores que quiero que el lector compare. ¡Voy a crear un gráfico de burbujas!» Se lanzan entonces a dibujar un montón de círculos organizados de una forma estéticamente agradable, sin estudiar si esos datos poseen un orden natural y sin tener en cuenta que el cerebro humano no es bueno comparando áreas, sino solo alturas y longitudes, por lo que un gráfico de barras sería más adecuado.

Me dio la impresión de que muchos profesionales toman los datos y se dedican simplemente a buscar una forma divertida y original de mostrarlos, en vez de entender que el periodismo consiste -una vez reunidas las informaciones- en facilitar la vida de los lectores, no en entretenerlos. El trabajo del diseñador de información no es encontrar el gráfico más novedoso, sino el más efectivo.

ShowMeTheNumbersAC: Creo que la causa de este fenómeno es que bastantes periodistas y diseñadores mantienen una mentalidad paternalista: piensan que si optan por gráficos más funcionales y densos, acabarán siendo también visualmente pobres, de aspecto técnico, frío, poco atractivo.

SF: Atraer la atención con algo no relacionado con la información, como adornos y efectos especiales, es un truco contraproducente. En periodismo, ¿cómo se gana uno al lector? Con un buen titular, algo que resulta llamativo pero que, ante todo, está basado en el texto que encabeza. El lector no leerá un reportaje o noticia porque su titular resulte bello, sino porque este sugiere que la historia a la que acompaña es interesante.

Lo mismo ocurre con los gráficos. Uno puede crear algo visualmente espectacular, lleno de elementos decorativos irrelevantes pero, ¿qué gana con ello? Nada. Por lo menos, nada que tenga que ver con el objetivo central de una historia periodística, que es informar. La decoración atraerá al lector, pero este perderá inmediatamente el interés cuando compruebe que el contenido es irrelevante o ilegible. Esta es la estrategia del diseñador perezoso, dispuesto a sacrificar la integridad de los datos en favor de lo lúdico, del mero entretenimiento.

Sospecho que estamos ante una consecuencia de que los medios de comunicación, cuando tienen que contratar personal para sus departamentos de gráficos, elijan solo gente que procede de facultades de Arte y con experiencia en software, y no analicen si poseen la formación necesaria para contar historias a partir de datos. Pueden ser buenos maravillando con pirotecnia visual, pero esa es una habilidad más propia de la publicidad que del periodismo.

AC: ¿Es ese el caso de David McCandless, el famoso diseñador británico, a quien ha criticado en varios artículos recientes ([1], [2])?

SF: En la semana que pasé como jurado de los premios Malofiej, tuve que leer muchas infografías parecidas a lo que McCandless ha publicado en The Guardian y Wired. Lo que me deja perplejo de la popularidad que ha conseguido es que su trabajo no es interesante ni como diseño ni como visualización. Sus gráficos suelen ser superficiales y, desde el punto de vista estructural, están llenos de errores. Fíjese en una de sus infografías más celebradas, la titulada The Billion Pound-O-Gram:

BillionPoundoGram

El objetivo del gráfico es revelar que el tamaño del déficit de Gran Bretaña (175.000 millones de libras, el cuadro negro a la derecha) es grande, comparado con otros números con los que el lector del Guardian está familiarizado. Pero este es un mensaje algo intrascendente, que se resume en pocas palabras. ¿Ayuda el gráfico a poner la cifra en contexto? ¿Nos permite profundizar y analizar los datos desde diferentes puntos de vista? ¿La información está estructurada para facilitar comparaciones? Intente responder a las siguientes preguntas sin leer los números que aparecen dentro de cada rectángulo:

• ¿Qué es mayor en términos económicos: los préstamos hipotecarios (Mortgage Lending) o el Servicio Nacional de Salud (NHS)?

• ¿Cuál es la diferencia entre los préstamos hipotecarios y las pensiones públicas (State Pensions)?

• ¿La diferencia entre el gasto en pensiones públicas y los ingresos de Tesco (una cadena de supermercados) es parecida a la diferencia entre 62 y 59 o mucho mayor?

• ¿Qué es mayor: prestaciones por desempleo (Income Support) o gasto en policía (Police)?

Podría argumentarse que esas comparaciones no son demasiado relevantes, dado que el gráfico se centra en el tamaño del déficit. Así que, a continuación, intente decirme cuánto mayores o menores que el déficit son los rectángulos Income TaxBailout: Asset Purchasing and Lending. Es casi imposible.

Todas esas cuestiones son muy fáciles de responder con un simple gráfico de barras. Vea lo sencilo que resulta clasificar las cantidades de mayor a menor y percibir la proporción entre cada una de ellas y el déficit, representado por una gruesa línea negra vertical.

RedesignBillion
AC: A veces uso una analogía para explicar que la elección de la forma de un gráfico tiene que ser restringida por las tareas en las que ese gráfico debe ayudar al lector. En otras palabras, una infografía es una herramienta cognitiva. Pensemos en un martillo: existen martillos grandes, pequeños, bellos y feos, fabricados con materiales diferentes; sin embargo, en el fondo, todos tienen una forma similar. ¿Cómo convencer a periodistas y diseñadores de que la prioridad tiene que ser la estructura y no la estética (que puede ser una preocupación posterior)? ¿Cómo persuadirlos de que es aconsejable actuar más como ingenieros que como artistas?

SF: Para mí es más o menos sencillo, dado que suelo dirigirme a audiencias corporativas, que ya han asumido que un gráfico es un instrumento de estudio y análisis, no un mero adorno para rellenar una página o para aligerar una presentación en PowerPoint. Ahora bien, también es cierto que constantemente me encuentro con gente fascinada por lo que yo llamo arte basado en datos (Data Art).

El arte basado en datos y la visualización de esos mismos datos son disciplinas diferentes. No tengo nada contra el arte, desde luego: hace unos días fui a una exposición en el Museo de Arte Contemporáneo de San Francisco y me maravillé ante varias obras de Henri Matisse y de Picasso. Cuando veo un cuadro de Picasso, sin embargo, no tengo la expectativa de extraer una historia clara, sino de que me conmueva. Ocurre lo contrario al usar una visualización: espero que me ayude a entender la verdad que se esconde tras cantidades enormes de números.

Nowyou see it AC: Esa puede ser una buena filosofía para el periodista visual.

No, esa debe ser la filosofía del periodista visual, si uno entiende el periodismo como aquella actividad profesional cuyo objetivo es proporcionar a los ciudadanos la información que necesitan para tomar mejores decisiones públicas y privadas.

AC: Supongamos que, en vez de hablar para una audiencia compuesta por ejecutivos y mandos intermedios de una empresa, nos dirigimos a periodistas sin experiencia alguna en visualización. ¿Cuáles son los pasos fundamentales en la creación de un buen gráfico?

SF: No creo que el procedimiento sea muy diferente al que un analista de empresas adopta para estudiar datos y presentarlos a sus colegas. Lo primero que hace es preguntarse cuáles son los mensajes que esos datos transmiten, o deben transmitir. Un periodista, de la misma manera, debe pensar en la historia que los datos ocultan y que puede ser de interés y utilidad para sus lectores. Si uno es capaz de resumir esta historia con palabras, ya habrá avanzado mucho.

El siguiente paso es buscar los tipos de gráfico mejor adaptados a la naturaleza de la información. ¿Quiero que mis lectores comparen las tasas de infección por VIH en varios países de África? Es posible, entonces, que lo más adecuado sea un gráfico de barras, organizadas de mayor a menor, como en el ejemplo del que hablamos anteriormente.

Para tomar esta decisión, uno debe aprender el vocabulario y la gramática de la visualización: cómo formas geométricas codifican conceptos abstractos y valores cuantitativos. Es imprescindible familiarizarse con el trabajo de gente como Jacques Bertin, en su Semiology of Graphics, Colin Ware, de la Universidad de New Hampshire, que ha escrito dos maravillosos libros sobre el procesamiento cerebral de información gráfica ([1], [2]), y Stephen Kosslyn, tal vez comenzando con su reciente entrevista. Tanto Ware como Kosslyn profundizan en la relación entre presentación, percepción y cognición. Si la aspiración de un periodista es hacerse entender por su público, debe estudiar cómo funciona el cerebro humano.

Un último paso fundamental: desarrollar el sentido crítico. Si los estudios de usabilidad forman parte desde hace tiempo del diseño de software y de páginas Web, también pueden ser incorporados a la visualización y la infografía.

AC: En su blog escribe sobre tendencias que considera negativas, pero también destaca ejemplos de buen hacer. ¿Alguna recomendación de innovaciones, proyectos y profesionales a los que merezca la pena seguir con atención?

SF: El mundo de la visualización está cambiando muy rápidamente. Una novedad que me viene a la cabeza de inmediato es el impulso que están recibiendo las redes de visualización colaborativa, en las que grupos de científicos y expertos trabajan sobre los mismos datos desde diferentes lugares del mundo. Un ejemplo muy conocido, accesible para el usuario medio, es Many Eyes, de IBM.

En cuanto a formas gráficas nunca vistas, una compañía llamada Panopticon me sorprendió hace algún tiempo con un nuevo tipo de visualización, llamada gráfico de horizonte (horizon graph). Permite comparar más de cincuenta variables a lo largo del tiempo gracias a que los números no se representan solo por medio de la altura de las líneas, sino también con tonos de color. Uno tarda un poco en acostumbrarse a leerlo pero, como expliqué en un artículo, puede resultar muy útil.

Libros recientes… Tal vez Visual Language for Designers, de Connie Malamed. Está entre los que más me han gustado en los últimos años. Los principios que describe son un buen punto de partida para cualquier carrera en visualización periodística.

Alberto Cairo (Twitter: @albertocairo) es director de infografía y multimedia de la revista Época (Editora Globo, Brasil)

Lisa Randall | La creatividad es tan determinante en matemáticas como en poesía

Entrevista a Lisa Randall, cosmóloga y física cuántica en La Contra de la Vanguardia (22/12/2011)

Cree usted en partículas invisibles e intangibles.
No creo: sé que existen.

¿Cómo lo sabe?
Indicios, modelos teóricos, proyecciones matemáticas…

¿Y a qué conclusiones llega?
Existen universos ocultos.

¿Dónde?
Aquí.

¿Otros mundos, pero dentro de este?
Es un modo poético de decirlo.

Dígamelo a su modo.
El cosmos tiene dimensiones extras.

¿Qué entiende por dimensiones extras?
Otras dimensiones más allá de las tres que experimentamos cada día.

¿Desde cuándo lo sabe?
Se planteó tal posibilidad hace casi un siglo, y trabajos de los últimos años nos lo confirman.

¿Qué trabajos?
Los que buscan unificar todas las fuerzas de la física, la teoría de cuerdas, las branas…

¿Qué son las branas?
Otros planos de la realidad, otras dimensiones.

Explíquemelo para que se entienda.
Imagine una cortina de ducha.

Bien.
Imagine unas gotitas de agua deslizándose por esa cortina.

De acuerdo.
Viajan por el plano de la cortina, y para las gotitas sólo existen dos dimensiones.

Sí.
Para nosotros, que las vemos, hay tres dimensiones: vemos las gotas desde una tercera dimensión, desconocida para ellas.

Entendido.
Análogamente, si nosotros somos como esas gotas, además de las tres dimensiones que captamos, existen otras.

¿Cuántas?
No se sabe. Quizá nueve o diez dimensiones más, según la teoría de cuerdas…

¿Cómo son?
Algunas son muy pequeñas, otras son muy grandes. Están enrolladas, o arqueadas… Me interesan las que son lo bastante grandes como para que detectemos su influjo.

¿Qué influjo?
En la fuerza de gravedad, para lo que no hay explicación satisfactoria… si no consideramos el influjo de otra dimensión. Es lo mismo para otros fenómenos raros del cosmos.

¿Qué le fascina más de lo que investiga?
¡Todo! Me resulta fascinante la posibilidad de entender el universo, de conocer los elementos que lo constituyen: he llegado a la conclusión de que hay una dimensión extra infinita.

¿Infinita?
Es la única solución coherente para encajar ciertos efectos físicos que resultaban inexplicables de otro modo.

¿La estética de una solución puede cegar a un científico?
La belleza no es garantía de nada, pero anima a continuar indagando.

¿Puede una ecuación ser tan bella como un poema?
La creatividad es tan determinante en matemáticas como en poesía.

Las ideas, los sueños… ¿guardan alguna relación con esas dimensiones extras?
No tengo respuesta para eso.

¿Qué partícula es la más elemental del universo?
Los quarks y los leptones son los constituyentes fundamentales de la materia visible. Pero es probable que haya más cosas.

¿Qué quiere decir?
Afinando la tecnología actual, podríamos descubrir nuevas partículas elementales. Con el colisionador de partículas de Ginebra hallaremos –calculo que en menos de un año– partículas que confirmen las dimensiones extras del cosmos.

¿Confirmarán que los neutrinos son más rápidos que la luz?
Hay que seguir contrastando esos experimentos. Si fueran correctos, evidenciarían una teoría subyacente a la de Einstein, sin invalidarla por ello.

¿Qué le ilusionaría encontrar?
Algo sobre la naturaleza de la materia oscura. La materia oscura interactúa con la gravedad, pero no con la luz.

¿Qué es la materia oscura?
Sólo el 4% del universo es materia: las estrellas, el Sol, los planetas, usted y yo… El 23% del universo es materia oscura.

¿Y el 73% restante?
Energía oscura, la energía del vacío, un campo que ocupa todo el espacio…

Me pierdo…
Además, para cada partícula hay una antipartícula, íntimamente relacionadas ambas: hay materia y antimateria.

¿Cuál es su partícula favorita?
De los seis tipos de quark que conocemos, me interesa especialmente el top, que es el quark más pesado, con más masa.

¿Aparecerá Dios en el colisionador?
Es bastante improbable.

¿No hay riesgo de que el colisionador cree un agujero negro y un cataclismo?
Un agujero negro aparecería y desaparecería a gran velocidad. No hay ningún peligro, ja, ja… De hecho, el centro de nuestra galaxia, en uno de cuyos brazos estamos, es un agujero negro.

Glups.
No se preocupe por eso: ¡deberíamos preocuparnos más de otras cosas!

¿De qué?
Del futuro de la democracia, por ejemplo.

Daniel Finzi | Lo realmente necesario es abrazar y ser abrazado

Entrevista a Daniel Finzi, director de teatro, autor, coreógrafo y clown (La Contra de La Vanguardia, 17/12/2011)

Cuál es el eje de su vida?
La ligereza. Y considero que en el caso de las ideas y de los sentimientos, a mayor densidad, mayor ligereza.

Ummm…, no le sigo.
Cuanto más llenos de facetas están una amistad o un amor, más ligeros se vuelven.

¿De eso habla usted?
Yo cuento historias que sanan, y lo que me gustaría despertar es la fe en uno mismo, pero no para desarrollar la fuerza sino valorando la fragilidad. Tengo temas recurrentes como la amistad, que es un motor extraordinario, la sanación y los dioses.

¿Y qué hacen sus dioses?
En muchos de mis espectáculos algo cae del cielo: una lluvia de pollos, o de corchos, como si los dioses estuvieran descorchando botellas y nos cayeran pedazos de fiesta.

Se fue en busca de chamanes por el mundo; ¿descubrió algún secreto?
Trataba de comprender cómo sanaban y descubrí que hay que desarrollar y entrenar la intuición escuchando dentro y fuera. Ese es uno de los talentos de un director.

¿El payaso escucha?
Siente, y danza frente al público una danza de cortejo. Nos especializamos en tomar a la gente entre los brazos y acunarla. No danzamos para que nos vean, danzamos con quien nos mira.

¿Desde cuándo lo sabe?
Desde que lo abandoné todo tras la primera gran pena de amor y me fui como voluntario a cuidar moribundos con la Madre Teresa de Calcuta en India. Ahí cambió mi vida.

¿Qué pasó?
Llegué como un joven clown con la idea de que debía alegrar el mundo, y me di cuenta de que lo realmente necesario es abrazar.

¿Y así nació el teatro de la caricia?
Es fundamental encontrar historias que partiendo del dolor más profundo puedan iluminar, historias que sanen.

¿Por ejemplo?
Cuando mis amigos tienen a su hijo adolescente herido de amor, me lo envían. Yo los compadezco: «Cuando tu primer amor te abandona te sientes morir; todo se acabó para ti». «¿Cómo lo sabes?», me preguntan. Y entonces les cuento el gran secreto.

¿Qué secreto?
«A mi tío le pasó lo mismo. ¿Y sabes el vecino de arriba, el del perrito?… También le pasó. A la cajera del súper, la rubia guapa, también. De hecho todo el barrio está herido de amor, pero todos nos hemos salvado».

Inteligente.
Cuando se levanta el telón y miro a platea, sé que por lo menos el diez por ciento sufre de amor, seguro.

¿Ha entendido por qué?
Porque los dioses son fantásticos dramaturgos y para contarse historias entre ellos o interesarnos a nosotros, títeres en esta aventura, escriben dramas extraordinarios. Si todo es perfecto, no interesa a nadie.

A mí me encantan los cuentos de hadas.
Siempre hay un ogro.

Pero es vencido.
Estoy de acuerdo. Creo en esas historias y en que hay que decirles a los niños: pasarás por bosques oscuros, pero vencerás.

La fantasía está desprestigiada.
La física dice que todo es apariencia.

¿Cómo será la realidad?
Para mí es lo que podemos contar. No es- tamos seguros de nada, sólo de lo que podemos contar, por eso creo que es tan importante tomarnos un tiempo para contarnos quiénes somos. Así construimos.

¿Nuestra propia historia?
La del universo.

¿Qué se cuenta usted?
Me repito tres preguntas: de dónde vengo, adónde voy y qué cenaré esta noche, y cada día encuentro respuestas diferentes.

¿Adónde quiere llegar?
Atrás.

¿?
Cuando uno contempla un atardecer, quiere regresar a algún lugar que no sabe dónde está ni cómo es. Es el lugar del que venimos.

Nostalgia.
La nostalgia te impulsa hacia delante. Los nostálgicos descubrieron tierras nuevas. Y son los que levantan una copa para brindar y agradecer el momento presente porque saben que no volverá.

Admirable lucidez.
A mí me fascina la amabilidad, esas personas delicadas que tocan las cosas como si intuyeran su alma. Lo ves a veces en los hospitales: personas con esa extraña amabilidad incluso con los cadáveres. Esa gente me tiene a su merced, es un talento ante el que no tengo defensa.

Bromeando y riendo, Polichinela te dice la verdad.
Polichinela es un sofista, un malabarista de las ideas. Para mí ser clown consiste en la capacidad de poner en duda. A mí la gente que duda, el político que duda, me da mucha más tranquilidad.

Curioso.
La duda no es mentirosa, la duda busca respuestas, la duda es flexible.

¿No tiene ninguna certeza?
Sí, pero me duran muy poco.

¿Siempre en el laberinto?
El laberinto no es una trampa, es un viaje hacia el interior de uno mismo. Para encontrarse hay que perderse. Para avanzar, crecer, las certezas no sirven. Hemos de perdernos, una, diez, cincuenta veces al minuto para no quedarnos en la piel de las cosas. Cuanto más se pierde uno, más puertas abre.

Stephen M. Kosslyn | Las facultades de Periodismo y Diseño deberían enseñar Psicología Cognitiva (por @albertocairo)

Por: Alberto Cairo (@albertocairo) en Periodismo con futuro (elpais.com)

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(Foto: Microsoft)

Stephen M. Kosslyn es un maestro de maestros. A pesar de que durante nuestra conversación telefónica no le pregunto por sus estudiantes, ni siquiera por los más famosos (la actriz Natalie Portman fue asistente en su laboratorio de Neuropsicología en Harvard), no evita mencionar a algunos, como Steven Pinker, (Cómo funciona la mente), de quien Eduard Punset dijo que debería ser candidato al premio Nobel.

Kosslyn habla de sus alumnos con cierto pudor y frases lentas, meditadas; en tono parecido, explica por qué los periodistas debemos preocuparnos por cómo el cerebro de cada lector se enfrenta a textos, gráficos y fotografías, partiendo del aprendizaje de ciertos rudimentos de psicología cognitiva, que estudia la interrelación entre percepción, memoria y conocimiento.

El curriculum de Kosslyn ocupa varias páginas, así que limitémonos a sus credenciales más notables: director del Centro de Estudios Avanzados en Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Stanford desde enero de este año; fue profesor emérito en Harvard, jefe del Departamento de Psicología de la misma institución y, entre 2008 y 2010, decano de su área de Ciencias Sociales. Neurocientífico especializado en percepción e imágenes mentales (mental imagery), Kosslyn ha escrito varios libros sobre comunicación visual, además de numerosos artículos académicos ([1][2]).

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Alberto Cairo – Sus libros de divulgación, como Graph Design for the Eye and MindDiseño de gráficos para el ojo y la mente»), se ocupan de la aplicación de la psicología cognitiva a la comunicación¿Por qué se interesó por este asunto?

Stephen M. Kosslyn – Hace años, cuandoSteven Pinker era estudiante de doctorado en Harvard, una empresa llamada Consulting Statisticians Inc. se puso en contacto conmigo. Una agencia gubernamental les había pedido que hiciesen algunos estudios sobre por qué los gráficos estadísticos funcionan tan bien para comunicar ciertos tipos de información. Steve y yo pasamos tres años investigando, aunque nunca llegamos a publicar los resultados en un único volumen. Todos mis libros de tono menos académico y orientación más práctica tienen su origen en esa época.

AC – ¿Los que tratan de PowerPoint también?

SK– Sí. De hecho, están basados en los mismos principios y reglas que los que hablan de gráficos. Cuando era director del Departamento de Psicología de Harvard, una de mis obligaciones era ir a numerosas conferencias de profesores visitantes, candidatos a empleos en la universidad, etc. Un día, comencé a notar que las proyecciones usadas en aquellos actos no respetaban lo que conocemos sobre cómo funciona la mente.

Recuerdo un caso que me llamó especialmente la atención. Se trataba de una clase magistral impartida por un psicólogo. Comenzó a mostrar imágenes del Sistema Solar: fondos negros cargados de estrellas, planetas de colores muy claros, etc. El problema era que sobre dichos planetas había colocado textos diminutos de color blanco y escritos con fuentes de trazos muy finos. Eso hacía que fuesen no sólo muy difíciles de ver, sino también de leer. Fue una revelación. Me dije: «esto es increíble; puedo identificar un buen montón de problemas muy básicos; estas diapositivas ignoran lo que conocemos sobre la importancia del contraste, por ejemplo. ¿Por qué?» Así que comencé a tomar notas.

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AC – Todo su trabajo de divulgación es producto de ese «instante eureka»…

SK– Oh, no, no fue sólo aquella conferencia. Después de ella, comencé a prestar atención no sólo al contenido de otras charlas, sino también a la forma en la que se utilizaban apoyos visuales. Todas, incluso las de expertos en percepción, tenían fallos graves.

Eso fue lo que me llevó a escribir Clear and to the Point, mi libro sobre principios de psicología aplicados a PowerPoint. Lo menciono porque algunas de las reseñas señalaron que lo que digo es bastante obvio: sé claro y directo, no intentes colocar demasiada información en cada diapositiva, organiza jerárquicamente los elementos en la página, usa correctamente el contraste… Pero, a juzgar por lo que me veía obligado a sufrir cada día, los consejos que di eran necesarios. Toda persona que tenga que enfrentarse a una audiencia debe familiarizarse con cómo funcionan la percepción, la memoria y los mecanismos del razonamiento. Mi objetivo siempre ha sido ayudar en ese proceso.

AC – ¿Tiene sentido entonces incluir asignaturas de Psicología Cognitiva en las facultades de Periodismo y en las escuelas de Diseño Gráfico? Le advierto de que debo de estar saltándome varias reglas éticas con esta pregunta porque tengo un interés personal en ella; es una de mis propuestas para el futuro de la enseñanza de esas profesiones…

SK No tengo la menor duda. Es aconsejable por varios motivos. El primero es que los periodistas se dirigen siempre a audiencias compuestas de seres humanos. Otra obviedad, ¿no es cierto? No tanto. La percepción, el procesamiento de información procedente de los sentidos, la comprensión y la memoria tienen muchas limitaciones y peculiaridades. Entenderlas en profundidad es un requisito para ser buen comunicador, para presentar gráficos con eficacia. Ser capaz de prever cómo tu audiencia va a procesar unos contenidos ayuda a no ser presa de las debilidades de la mente y a aprovechar al mismo tiempo sus capacidades innatas.

Esto se aplica no sólo a los gráficos, sino también al texto, a la forma de escribir noticias y reportajes. No hay diferencia alguna entre ambos en el sentido de que aprender cómo los ojos y el cerebro funcionan es una ventaja para cualquier profesional. La única forma de adquirir este conocimiento es a través de una sólida educación.

AC – ¿Por qué los errores a la hora de escribir, crear gráficos y diseñar presentaciones en PowerPoint son tan comunes, incluso entre aquellos que mejor conocen los entresijos de la mente?

SK– Porque existe una disociación entre nuestras intuiciones y nuestro conocimiento. En nuestro día a día, es común que nos dejemos guiar por intuiciones y que no siempre apliquemos lo que sabemos. El proceso creativo es casi automático, en él tienen más peso los prejuicios y las convenciones –que adquirimos a lo largo de la vida– que la razón. Es algo natural: si muchas de nuestras actividades cotidianas no fuesen automáticas e inconscientes, no seríamos capaces de sobrevivir.

Aplicar conocimientos al trabajo creativo requiere un gran esfuerzo, y dudo que podamos hacerlo mientras trabajamos en un texto o un gráfico. Por eso, en cualquier proyecto debe haber dos fases: la creativa, rápida, intuitiva, automática, en la que uno genera el producto, y lacrítica, en la que nos paramos, editamos, filtramos los contenidos y la forma de presentarlos. Esto dobla la cantidad de energía que necesitaremos invertir, y no todo el mundo está dispuesto a hacerlo porque confían demasiado en sus intuiciones. Creen, erróneamente, haber internalizado sus conocimientos hasta el punto de que estos se han vuelto automáticos.

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(Foto: Jenn Chang)

AC – La visualización de información es un área en constante crecimiento. Segun la definición más habitual en sus textos fundacionales, se trata de una disciplina que tiene como objetivo crear presentaciones gráficas interactivas que «amplían la cognición«, las capacidades perceptivas y de comprensión. ¿Se trata de una metáfora o es cierto que, en cierto sentido, cuando usamos una visualización o leemos un gráfico, estos se convierten en extensiones de nuestra mente, de la misma forma en que un disco duro y un libro son extensiones de nuestra memoria?

SK– Para responder a esta pregunta es necesario que hagamos una distinción entre gráficos figurativos (depictive graphics) y gráficos simbólicos (symbolic graphics). Un gráfico figurativo es aquel que tiene una semejanza con lo que representa, como el plano de un apartamento, la explicación de cómo funciona un aparato, el mapa de una región, etc. En un gráfico simbólico, por el contrario, la relación con el fenómeno representado es formal: piense en los gráficos estadísticos.

Pues bien, la forma de leer e interpretar esos dos tipos de gráfico depende de cada persona. La lectura de los primeros es sencilla pero, para entender los segundos, uno debe aprender ciertas convenciones: que existen ejes X e Y, que la altura de las barras es proporcional a las cantidades que codifican, etc. Hoy en día, los gráficos estadísticos son muy comunes, por lo que pensamos que su lectura es natural, pero no lo es.

Maria Kozhevnikov, una científica de origen ruso, ha estudiado este problema. En varios artículos, ha mostrado que no todo el mundo entiende gráficos estadísticos con facilidad. Todo depende de los patrones de activación de ciertas regiones cerebrales, que varían dependiendo del individuo. En uno de sus estudios, Maria demostró que artistas, arquitectos y científicos interpretan gráficos de formas diferentes. Lo mismo sucede con los lectores comunes.

Por ejemplo, existe un grupo de personas para cuyos cerebros los gráficos, aunque sean simbólicos, representan objetos reales. Leen gráficos abstractos como si fuesen representaciones pictóricas de fenómenos reales, físicos, y acaban sumidos en la confusión.

AC –  Los gráficos estadísticos, simbólicos ¿son como la lengua escrita? Antes de ser capaces de leerlos ¿es necesario aprender su vocabulario, su gramática, su sintaxis? Eso es lo que sugieren libros como Reading in the Brain, del neurocientífico francés Stanislas Dehaene, que relacionan nuestra capacidad de lectura con la habilidad innata de extraer patrones visuales de lo que nos rodea…

SC- Exacto. Una buena analogía.

AC – ¿Durante la interpretación de gráficos simbólicos y estadísticos usamos las mismas áreas cerebrales en las que reside la capacidad de lectura de textos?

SC- Excelente pregunta. No creo que nadie se la haya hecho hasta hoy. Puede ser una interesante línea de investigación.

AC – En sus libros define ocho principios para la correcta presentación visual de contenidos, agrupados en tres categorías. La primera de ellas es «conozca a su audiencia»

SC- Sí. En esa categoría entran los dos principios más importantes, de los que depende el resto. El primero de ellos es el principio de «relevancia», que quiere decir que un gráfico debe contener sólo la cantidad de información necesaria para defender un argumento o contar una historia, ni más, ni menos. En realidad, el principio es aplicable tanto a gráficos como a textos: antes de comenzar a trabajar, uno debe plantearse qué es lo que quiere decir.

El segundo, el principio de «conocimiento apropiado», establece que debemos usar códigos que nuestra audiencia entienda de antemano. Es aceptable utilizar gráficos innovadores, pero siempre teniendo cuidado de incluir pistas y explicaciones para que el lector no se pierda. Ocurre algo parecido con el texto: no escribimos de la misma manera para audiencias especializadas que para un público amplio.

AC – Sin embargo, no todos los gráficos que vemos en los medios hoy en día tienen un mensaje concreto. Algunos de ellos (y estoy pensando en uno de The New York Times, con los principales datos del Censo), no plantean preguntas y luego las responden para los lectores, sino que cada lector tiene la libertad de navegarlos, interactuar con ellos, etc. De alguna forma, el usuario se transforma en editor. ¿Respetan este tipo de gráficos los principios de «relevancia» y de «conocimiento apropiado»?

SC- Todo depende de los objetivos. Esas herramientas son bases de datos, no gráficos propiamente dichos. Pero, incluso en ellos, el diseñador toma decisiones sobre lo que incluir y lo que no, y sobre cómo hacerlo. Así que ambos principios son aplicables: el diseñador debe tener una idea del tipo de cuestiones que los usuarios van a desear responder, y elegir los datos y programar la interfaz conforme a ellas. De todas maneras, intuyo que esos gráficos son tan abrumadores que la mayor parte de los lectores no les presta atención.

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AC – Uno de sus intereses es la forma en que el cerebro genera y manipula imágenes mentales. Sin embargo, psicólogos y filósofos como Zenon PylyshynJerry Fodor rechazan la idea de que tengamos imágenes en la mente y defienden que nuestro pensamiento es totalmente proposicional, verbal, que razonamos usando solo palabras. ¿Por qué esta noción es tan polémica, cuando la experiencia de «ver» imágenes en la mente es común ? ¿Tiene que ver con el rechazo de tantos académicos y pensadores por lo visual en general, en favor de lo textual ?

SC- Los motivos para negar que muchos seres humanos experimentan ciertos patrones de activación neuronal como imágenes y que usan esas imágenes como herramientas para razonar son abundantes. Algunos de ellos tienen raíces históricas, que se remontan a John Locke y los empiristas.

Otros son más recientes. Hay quien piensa que las imágenes son una forma menos sofisticada de representación que el lenguaje. Basan esa idea equivocada en que los niños aprenden primero a dibujar y, más tarde, a escribir, así que deducen que manipulamos imágenes solo antes de conocer la forma «correcta» de razonar y comunicarnos, el lenguaje hablado y escrito. Es absurdo, por supuesto.

Alberto Cairo (Twitter: @albertocairo) es director de infografía y multimedia de la revista Época (Editora Globo, Brasil)